11/05/2022, 12.16
LÍBANO - FRANCIA
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Beirut, viaje solidario de los obispos franceses a un país `todavía vivo´

de Fady Noun

Pero su fuente de vida, añade el arzobispo de Reims, se está "secando un poco". Del 8 al 12 de mayo, una delegación de prelados realiza una visita oficial al País de los Cedros. Entre los momentos más destacados está la parada en el puerto de la capital, escenario de la devastadora explosión de agosto de 2020. El mensaje de paz para Europa y el mundo.

Beirut (AsiaNews) - En un momento en el que "hay algo importante para la historia del mundo, que ciertamente está en juego en el Líbano", una delegación de la Conferencia Episcopal Francesa (CEF), encabezada por su presidente monseñor Éric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims, está haciendo una visita oficial al Líbano del 8 al 12 de mayo. El grupo también está integrado por Mons. Nicolas Brouwet, obispo de Nîmes, Stanislas Lalanne, obispo de Pontoise, Mons. Maroun Nasser Gemayel, obispo maronita de Francia, Pascal Gollnisch, director general de L'Œuvre d'Orient, así como los padres Hugues de Woillemont y Éric Mouterde, secretario general y secretario general adjunto de la CEF, respectivamente.

"La Iglesia de Francia desea ver los frutos de la solidaridad y la generosidad del pueblo francés, que destaca en las numerosas obras sociales, en Beirut y en todo el país", señaló la delegación en una nota en los días previos a la visita. "Este apoyo  a los hospitales, a la asistencia a los refugiados y a las escuelas, y al voluntariado con la gente de la calle -continúa el comunicado de la CEF- también es posible gracias a la amistad, la oración y las donaciones de cientos de miles de católicos". 

Durante su breve estancia, la delegación de la Conferencia Episcopal Francesa se reunió con los patriarcas católicos orientales del Líbano, así como con obispos representantes de las Iglesias caldea y latina. Además, los delegados fueron recibidos por el Nuncio Apostólico en el Líbano, y por la Embajadora de Francia en el Líbano, Anne Grillo. Entre las actividades programadas estaba la visita a las comunidades religiosas y al campo de refugiados palestinos de Dbayé, situado en una zona predominantemente cristiana en las afueras de Beirut.

En el puerto de Beirut

Uno de los momentos más destacados de esta estancia fue la visita (en la foto) al lugar de la catastrófica explosión del 4 de agosto de 2020, en el puerto de Beirut, donde murieron 220 personas. La delegación acudió allí discretamente el 9 de mayo, dirigida por el padre Hani Tawk, un sacerdote maronita casado que dirige un comedor social  que se hizo popular en la región. A la sombra de los silos destruidos y con el sonido de las excavadoras que trabajan en el desmantelamiento de una nave oxidada que arrastró la explosión, los presentes se reunieron en torno a una imagen de la Virgen María y rezaron por las víctimas de la terrible tragedia. Entre ellas se encontraban los empleados del puerto y los miembros de una brigada de bomberos que murieron al intentar extinguir el incendio que se produjo en el hangar donde se almacenaban sin ninguna precaución cientos de bolsas con nitrato de amonio. La investigación que se abrió para determinar la responsabilidad de la tragedia aún no ha dado resultados, en parte debido a los obstáculos políticos y jurídicos que la paralizan.

"He leído artículos, he visto fotos sobre la catástrofe del 4 de agosto, pero nada como ver las cosas de cerca, con tus propios ojos, y darte cuenta de lo que podría haber sido", señaló Mons. Eric de Moulins-Beaufort, arzobispo de Reims, al finalizar su visita al puerto. Una cosa es hablar de la fraternidad y otra es dejar que te toque en carne propia lo que pudo haber pasado allí.

"Tuve la oportunidad de venir al Líbano en 2004 y 2018. En aquel momento vi la plaza donde murió Rafic Hariri en un atentado; hoy, otro lugar de catástrofe. Lo que impresiona del Líbano es el hecho de que este país siga vivo. A veces parece que esta fuente de vida se está secando un poco, pero rezamos para que el Líbano recupere su deseo de vida, construyendo y encarnando lo que dijo San Juan Pablo II de que es un mensaje para el mundo. Hay algo importante para la historia mundial que ciertamente está en juego aquí en el Líbano, como sucedió siempre".

En un mensaje del 7 de septiembre de 1989 dirigido a los obispos católicos de todo el mundo, Juan Pablo II decía: "La Iglesia quiere mostrar al mundo que el Líbano es más que un país: ¡es un mensaje de libertad y un ejemplo de pluralismo para Oriente y para Occidente!" "La desaparición del Líbano", añadió el pontífice, "sería sin duda uno de los grandes arrepentimientos del mundo. Su preservación es una de las tareas más urgentes y nobles que debe asumir el mundo actual".

Sobre su preocupación por Europa y la guerra de Ucrania, que los libaneses también comparten, Mons. de Moulins-Beaufort recuerda, en nombre de una memoria que debe mantenerse viva, que no hay que olvidar la guerra de los Balcanes, que tanto daño y tanto dolor causó en el Viejo Continente. "Dicho esto, la guerra en Ucrania nos hace volver a tiempos trágicos", continúa. "Es una guerra de depredación. Tenemos la impresión de que un pueblo quiere apoderarse de otro. Pensábamos que este enfoque había desaparecido de una vez por todas. Construir la paz es un gran reto para la humanidad, pero nos atrevemos a creer que es más humano y más humanizador que hacer la guerra".

 

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